No al plagio en Social Media. Que nos conocemos todos.

No plagies en Social Media. Nos conocemos todos.
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No hay mayor tontería que tratar de buscarte la vida usurpando contenidos de primeras, segundas y terceras personas, difundirlo en las redes sociales, y estar convencido de que no te pillen.

Desde que inicié mi camino en el mundo social media y de las redes sociales, tocando los palos de la consultoría, la asesoría y la formación a personas y a empresas, tenía claro que algún día algo como lo que ahora voy a contar, pasaría. Máxime, cuando además de los servicios de pago que ofrezco, procuro compartir mi conocimiento de manera altruista para que cualquiera pueda sacarle partido y provecho, en su propio beneficio.

También, desde el principio de esta etapa he venido luchando para denunciar la mala praxis y la injerencia tanto de pseudo profesionales como de ofertas formativas que más que ofrecer un buen servicio pretenden embolsarse una buena suma por aprovecharse de las personas ‘inocentes’, y a costa de obtener pésimos réditos y resultados una vez finalizada la relación profesional que les unía. Aunque principalmente este tipo de acciones las he realizado en privado e informando a quienes me consultaban sobre la veracidad de datos que consultaban en las redes sociales.

Soy consciente de que nos encontramos en momentos difíciles. Donde somos capaces de hacer lo indecible por tratar de salir adelante, en una etapa económica que castiga drásticamente a casi todos. Pero verse en situaciones difíciles no implica aplicar el ‘todo vale‘ con el objetivo de conseguir clientes a bajo coste.

Abogo por la formación de calidad, por los servicios de consultoría en redes sociales de calidad, y por el asesoramiento a empresas en social media de calidad. Por eso son muchas las plataformas, las empresas de formación, los usuarios, las personas y las empresas que pueden beneficiarse de acceder a muchas de mis charlas gratuitas sobre los temas que domino en el ámbito del social media. Todos ellos disponibles a través de mi canal de Youtube y también a través de los  Hangouts en directo que emito a petición de quien lo desee: como fue el caso de MeelowLab, y que podéis ver gratuitamente en Marca personal, la marca profesional, el branding empresarial en redes.

El problema: Sector profesional no reglado y el desconocimiento de las normas de autor

Gracias a las redes sociales son muchas las personas que tratan de labrarse un futuro con ellas. Algo loable y que respeto profundamente, puesto que yo también reorienté mi vida hacia este camino hará… Sin embargo, el problema con el que nos encontramos es que quienes las utilizan sólo se preocupan por conseguir un beneficio de forma rápida y a cualquier precio. incluso haciendo dumping con el único objetivo de conseguir clientes bajando de forma abusiva, irrisoria y malevolente los precios del mercado. Que ya explicaré luego.

Pero cuando tantos se aventuran a tratar de labrarse un futuro en un área que desconocen es cuando empiezan a aparecer los problemas.

  • Hacer Social Media y llevar las Redes Sociales de empresas u organismos no es algo baladí, ni siquiera cuando son pequeñas empresas o negocios de barrio. Hay que tener en cuenta que se cobra por un servicio prestado que debe de responder a unos resultados, y que deben de contrastarse con unas acciones determinadas. Tu primer gran error.
  • Se necesitan conocimientos no sólo de redes sociales sino de aplicación de estrategia social. Y si puedes apoyarlos en conocimientos de marketing y de comunicación social aplicados, mejor. Sobre todo para que se tenga claro cómo medir los impactos, pero también cómo respetar las normas de buen uso y de convivencia en las redes sociales. Todo contenido que se publica en las redes sociales está protegido por un derecho inalienable que es el derecho de autor, o conjunto de normas jurídicas y principios que regulan los derechos morales y patrimoniales que la ley concede a los autores (los derechos de autor), por el solo hecho de la creación de una obra literaria, artística, musical, científica o didáctica, esté publicada o inédita (Wikipedia). Algo que es inalienable, más allá de los propios derechos de explotación de la obra y quién o qué los detente. Para eso se emplea la cita, y para eso existen los estudios superiores, el sentido común y el agradecimiento. Tu segundo gran error.
  • Pretender llevar las redes sociales y la estrategia social de una empresa por el mero hecho de saber usar un Facebook (o eso es lo que dicen) es una ilusión, una locura, y una falta de responsabilidad. De acuerdo que durante el tiempo que se ejecuta el trabajo se obtienen unos beneficios, pero si no se acompañan de los resultados esperados, no sólo te juegas que no sigan contando contigo, sino que dejas en entredicho al resto de los profesionales porque ya has marcado una actividad como vana e ilusoria, y carente de resultados. Y todo porque no tienes ni puta idea de gestionar una cuenta de verdad, no conoces nada más de las redes sociales, y has pensado y asumido que al igual que tu propia página de fan consigue seguidores, puedes hacerlo con las demás. Tu tercer gran error.

Hay que ir con cien ojos en las redes sociales

Creo que somos muchos los profesionales a quienes nos duele ver como amateurs y vendehumos se aprovechan de las empresas para sacar beneficios personales. Timadores los ha habido siempre, y las redes sociales son un caldo de cultivo donde encontrarlos a millones. Hasta proliferan los espacios en donde poder publicitar trabajos que deberían ser de calidad a precios de saldo (10,00 €) en donde sólo se busca la cantidad en lugar de la calidad.

Respecto a esto suelo tener una norma y es que cuando tengo que arreglar un desaguisado a algún cliente por la mala praxis de algún inepto, el coste se le multiplica, y sale doblemente perjudicado. Pero eso es otra historia que puede que cuente en otra ocasión. A ver si las empresas, empresarios y las personas se dan cuenta de que es hora ya de contar con profesionales cualificados y que tengan referencias. (Nunca me cansaré de preguntarme por los profesores de muchos cursos y másteres de Social Media que dan clases de redes sociales -no de marketing, de redes sociales- y que apenas sí llegan a los 500 seguidores en Twitter o que ni usan algunas de dichas redes sociales… ¿Qué coño van a enseñarles a sus alumnos? Y lo mismo por las acciones de blogueros invitados a QDDs en Twitter y que se crean el perfil en esta red social para la ocasión. ¡Menudos chapuzas quienes lo han organizado!).

A todo esto, el artículo que os estoy escribiendo surge a colación de un artículo recientemente publicado en una web amiga, y redactado por una persona a la que estuve asesorando no hace más de quince días por teléfono, a resultas de: primero, el Hangout en directo de MeelowLab, y que podéis ver gratuitamente en Marca personal, la marca profesional, el branding empresarial en redes; y segundo, de un correo que me remitió porque tenía grandes dudas sobre cómo finalizar la operación de configuración de la url corta, de la que presume en el artículo.

Todo lo explicado en el Hangout, ya fue comentado anteriormente en esta web en los artículos Pon una url corta en tu vida (en #MarketerosNocturnos) y en  The Social Media Lab se ‘viste’ de corto.

Me duele ver como -pese a haber pedido disculpas tras haberlo denunciado por escrito a través de la propia web y en las redes sociales- esta persona:

  1. No es capaz de cerciorarse previamente de que el contenido que está publicando no ha sido fruto de su propia investigación, y de que por lo tanto debe de -al menos- reconocer el derecho de autoría al escribir sobre algo que tampoco conoce en profundidad.
  2. Es capaz de escribir con la pretensión de saberse experto del tema, que a la larga le va a acarrear más de un problema, y que como poco le va a socavar su propia reputación, y dolernos al resto de profesionales que tendremos que lidiar para ofrecer un servicio de calidad a un precio de mierda. Y es que este señor, además, aprovecha la reputación de un medio de comunicación serio, para vender sus servicios profesionales a un precio que no es de mercado, y que tampoco van de la mano de certificación o conocimiento demostrado alguno. Otro aficionado más que espera sacar provecho de nociones conseguidas aquí y allá. Sobre todo porque ofrece por diezeuros un servicio que lleva implícito un gasto del que no avisa y que no está disponible a bajo coste siempre. Tergiversa la información. Se le habrá olvidado decir que la adquisición de un dominio corto puede suponer hasta 3.000,00 dólares de desembolso en función del dominio del país escogido. Yo no perdería el tiempo y le contrataría los servicios exigiéndole que incluya esta compra en el precio. ¡Diez euros es un chollo!
  3. Vende humo. Sí señor. Cuando afirma pretenciosamente que sólo con esa artimaña técnica se va a conseguir generar una marca. ¡Mentira! Y eso pasa por confundir churras con merinas, por hablar de oídas, y por querer aparentar saber de lo que no se conoce. El hecho de usar un acortador no nos va a generar una marca. En todo caso va a reforzar la existente y a facilitar su asentamiento. Cimentarla. Pero nunca crearla (generar: producir. Wordreference). Para crearla hay que sembrar y tener paciencia.
  4. En el artículo de la cita, cuando se sale de las explicaciones técnicas de cómo configurar los parámetros de vinculación entre bit.ly y del dominio escogido es un galimatías que mezcla conceptos y que más que reforzar la marca, refuerza su indiferencia hacia la propia definición de marca. Una brand requiere de algo más que una url propia personalizada. Una marca vive y pervive por lo que se hace de ella y con ella. No por el vestido que le pongas. Y lo hace porque no entra al detalle en definir y delimitar  ni qué es ni cómo conseguirla. Sólo se preocupa por usar un gadget, un truco de magia con la que fortalecerla.

Por último, me entra el carcajeo atronador al leer cómo de manera pretenciosa el autor del artículo se erige en (y cito) «especialista en Marketing, Comunicación, Diseño Web y Redes Sociales«.

¿Y qué más? Pero como hay que tratar de «venderse», por lo visto, todos los calificativos valen. Será que nos estamos perdiendo algo. Y seguramente porque con una tasas de 28.170 tweets publicados para 995 seguidores (a fecha de 21 de agosto de 2013), estamos ante una eminencia social. Lamento el sarcasmo pero es que me pueden este tipo de… Especialistas. Con esas cifras yo soy Dios y quiero que me rindan culto desde ya en todas las iglesias ¡joder! Con un ratio de 0.03532 a su favor vs 0.4284 al mío, sobre 1. En serio, si él es especialista, ¿qué son los demás que tienen mayor influencia que él? ¡Por favor! Pero es que claro, hay que aprovechar el tirón de ser autor invitado en ese medio de comunicación social de tanta reputación, para darse a conocer.

Insisto, el todo vale, ¡NO VALE!

Así que, en definitiva, me siento defraudado, violado en la confianza que deposito en «primeras, segundas y terceras personas» a las que trato de ayudar con los conocimientos que exploro para que todos salgamos ganando. Aunque éste es un precio que pago encantado porque personas como ésta, pocas afortunadamente.

Pero como suele decirse, «No pagues con la misma moneda; siempre entrega un billete más grande«, y no hay nada más grande que el reconocimiento y el agradecimiento. Una moneda puede fundirse. El reconocimiento y el agradecimiento perduran en las arenas del tiempo.

Eso sí, siempre que no haya caraduras y desagradecidos a quienes se les pille in fraganti. Pero lo que no hay que olvidar es que en Social Media y en redes sociales, nos conocemos todos, y San Google hace su trabajo para que nos encontremos en el camino.

Y si plagias, copias y usurpas contenido, es una lacra que te va a acompañar toda tu vida… Social.

S.R.I.P.  > Social Requiescat in pace, desestimado señor.

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Consultor y Estratega en Social Media y Marketing Digital. Mentor en redes sociales y marca personal. Escritor. Conferenciante. Formador. HootSuite Ambassador Lat-Am y España. Profesor de comunicación digital y marketing digital. Director de formación y profesor en Escuelas de Negocio y centros de estudios. Asesor de empresas en las Cámaras de Comercio de la Comunidad Valenciana.

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Esta entrada tiene 23 comentarios

  1. notelies

    Hola Antonio.Te sigo desde hace un tiempo y me parece que ofreces herramientas y contenidos útiles. Quizás a veces, como me pasa con otros profesionales del medio, me empacho un poco de keywords al leer tus textos, pero lo asumo como normal y es una preferencia personal, nada más. Es el único feedback tirando a negativo que te podía dar hasta ahora (y seguramente no aporte, porque las keywords se supone que dan más de lo que quitan). Creo que aportas un montón.
    El tema del plagio es un clásico. Es triste, es inútil y es injusto. Es tan fácil de arreglar dejando bien claro quién ha desarrollado un contenido… Sobre el tema de la expertis de cada uno y cómo la vendemos, también se podrían escribir líneas y líneas. Hay demasiados vendemotos y, desgraciadamente, los hay tanto en el grupo de los que no saben / están empezando como en el grupo de los que saben un montón / son expertos. Estoy muy de acuerdo con el fondo de tu artículo.

    Sin embargo, aunque entiendo perfectamente tus argumentos y creo que te sobran motivos para querer desahogarte, creo que se te ha ido la mano en este post. Te lo digo desde el humilde punto de vista de alguien que está dando sus primeros pasos profesionales en este campo, aunque vengo tanto del mundo tecnológico, la gestión empresarial y el marketing (hasta ahora sólo usaba social media a nivel personal, por muy intensivo que fuera)

    Tu entrada es muy intimidante y sé que tiene cierto trasfondo constructivo. Pero hay tanta carga negativa en el mensaje, tanto desahogo, que creo que, al final, no suma, sino más bien resta. Es mi humilde opinión. Puro y duro feedback de un seguidor. Y lo resumiría en dos ideas: 
    – no beneficia a tu imagen personal y profesional
    – está desalineada con el resto de tu blog
    Alguien que aterrice aquí por primera vez podría sentirse violentado por las formas y decidir marcharse, perdiéndose todo lo bueno que cuentas.
    Un abrazo virtual!

  2. Pedro Lalanda

    Estimado Antonio:

    No puedo considerarme un experto en el mundo de las RRSS. Todo lo contrario: en ellas soy un humilde aprendiz que, muy vorazmente, trata de absorber su conocimiento para aplicarlas, en la medida de lo posible, en mi terreno profesional donde las considero indispensables como elemento de marketing…como una herramienta poderosísima al alcance de casi toda empresa pequeña, mediana y micro, a los efectos del diseño de sus políticas de marketing cuando quieren emprender la aventura exterior.

    Anticipo que tampoco tengo el gusto de conocerte – ni siquiera a nivel «virtual»- , aunque soy consciente de tu excelente reputación en ese terreno tan interesante del marketing a través de RRSS y todo lo que eso conlleva en su entorno: tenemos amigos comunes – ahí sí – reales y virtuales que avalan esa opinión y comentan maravillas al respecto. Fares Kameli ha sido, en este caso, quien me
    informó del post y es él el factótum de mi comentario, consecuentemente.

    Carezco, por tanto, de conocimiento y base de apoyo documentado para emitir una opinión técnica sobre los acontecimientos en el terreno de las redes. Pero tu post me interesa enormemente porque en él te estás refiriendo a algo tan sagrado como la ética profesional y algo tan antiguo como el intrusismo. Y sobre esos conceptos, que entran también de lleno en mi profesión, sí que creo que puedo aportar mi modesta opinión con mayor fundamento.

    Lo que tan gráficamente estás describiendo en tu post, no es más que la constatación del desprecio absoluto de la norma ética en su expresión más extendida en el momento actual..Desgraciadamente, la moral se coloca en último término cuando se trata de subsitir; cualquier resquicio ético queda difuminado cuando la batalla por la subsistencia, hoy, se agudiza como consecuencia de una crisis galopante como la que estamos sufriendo tan desaforadamente, que hace que esas prácticas que desazonan – que siempre han existido – se multipliquen por doquier inevitablemente.

    El fenómeno del intrusismo probablemente existe desde que el ser humano vive de su trabajo. Es decir, desde que apreció la Humanidad. En todos los ámbitos profesionales, artísticos, culturales o de cualquier actividad que produzca remuneración física o espiritual a quien la ejerza. Estamos hablando, obviamente, de los ataques soterrados la reputación (o, por situarnos en este entorno, el
    “branding”). Es un hecho evidente del que los predecesores de las redes sociales – los filósofos griegos – ya hablaban hace bastantes miles de años. Y es un fenómeno que siempre ha tenido mayor impacto, ya en nuestra era contemporánea, en el capítulo de los servicios: es, sencillamente, inevitable e inherente a la humana condición.

    Y una reflexión seria sobre las razones que dan lugar al crecimiento especial del intrusismo que ahora tiene lugar, nos lleva a concluir que resulta como una de las consecuencias negativas del mundo y el momento extraordinario en que nos encontramos: la Era Digital y el movimiento exponencial de cambio que conlleva. Yo puedo confirmar – por haberlo sufrido en las propias carnes – que la aparición de Internet y su vertiginosa evolución a través de las RRSS ha propiciado la aparición de elementos sin escrúpulos que entran, con gran facilidad, a formar parte de la oferta y la competencia desleal utilizando las excelentes herramientas que nacen cada minuto para apoyarles en las malas artes que tan eficazmente aprenden a usar, presentándose de forma virtual como expertos con maravillosos historiales prefabricados a la medida del incauto cliente que, acuciado por el momento económico solamente valora las tarifas… Hasta la aparición de Internet, los profesionales nos entendíamos – sin más remedio – de manera directa y personal con nuestros clientes. Resultaba prácticamente imposible contratar ningún servicio sin estar encasillado en el órgano de reconocimiento y contar con la experiencia y el conocimiento probado correspondientes.

    Por el contrario, en los últimos tiempos, inmersos ya en el entorno 2.0, han ido apareciendo miles de “expertos” en casi todos los campos, pero muy especialmente en los que se propagan a través de las RRSS en el sector de
    los servicios. Nacen, crecen y se multiplican como hongos, dando lugar a un
    elevadísimo número de ofertas que uno no sabe dónde tendrá su límite. Sus
    conocimientos– en la mayoría de los casos – se limitan a algún curso o “máster”
    en distintas disciplinas, y su experiencia al paso de corta duración por alguna
    que otra empresa que de ninguna manera justifica su validación para los títulos
    que ostentan con enorme ringo-rango. Pero con tal bagaje, se cuelgan su título
    de “Expertos”. Ofrecen soluciones para casi todo y la osadía es su principal atributo. Hablan en foros, desarrollan ponencias, conferencias, cursos, cursillos y se presentan, en suma, como grandes adalides de la innovación, el pensamiento y la filosofía, en casi todos los ámbitos. Y se valen, para ello, de los medios que las nuevas tecnologías ponen a su alcance…y de la candidez de sus oyentes.

    Utilizan magistralmente el eufemismo: el sus nombres y en sus actividades, usualmente extranjerizantes de forma deliberada, para dar un barniz “adelantado” a lo que venden…De repente, tenemos en el país más “consultants”, “coachs”, “experts”, “leaders” y similares especímenes que en ningún otro lugar del mundo. Ofrecen todos las piedra filosofal para cualquier problema y ejercen las «profesiones” igualmente extranjerizantes que describen mediante la utilización de una jerga especial, mezcla de castellano, “spanglish” y expresiones pseudo-tecnológicas cazadas al vuelo al pasar en fugaz viaje a Silicon Valley o, lo que es peor, al asistir a la conferencia de algún “gurú” de algo….y el gran problema es que las RRSS constituyen un paraíso del eufemismo, donde todas las relaciones se sustentan en el mayor de ellos: la ilusión moral de la equiparación del concepto virtual de la amistad con el real del mismo término…

    Yendo ya a la conclusión – con petición de disculpas por el probable exceso de contenido – , opino, Antonio, que el plagio es prácticamente indestructible. Es más, lo considero un síntoma de la constatación personal de su talento, por parte del plagiado. Y, aunque resulte doloroso y frustrante, es el indicio claro de la calidad de la obra, a la que el plagio proporciona valor añadido cuando se detecta. Y, como tratar de erradicarlo del universo digital es tarea absurda, creo que lo mejor que cabe, cuando se detecta, es proclamar a diestro y siniestro un mensaje de alegría: ¡Eureka, me están plagiando!…..lo que no es óbice para denunciarlo y exigir la reparación correspondiente al «plagiador» si es que el daño ocasiona un perjuicio serio y demostrable. Los daños “colaterales” – mercado profesional a la baja, devaluación global profesional, agravio comparativo, etc. – son, probablemente, cuantiosos pero imposibles de medir y demostrar: no merece la pena reivindicarlos judicialmente.

    Y ante todo ello, solamente cabe el establecimiento de grupos y asociaciones que pudieran concentrar fuerza común suficiente para poder exigir responsabilidades con ciertas posibilidades de éxito….Lo que resulta bastante utópico en nuestro querido país y circunstancias.

    Consuélate y alégrate, por tanto, Antonio. Ten la certeza de que el «plagiador» se diluye tarde o temprano en la nada. Y preocúpate de conservar tu talento e incrementar, consecuentemente, la solidez de tu reputación: ahí, en el talento, es donde radica el arma fundamental para luchar con ese tipo de desaprensivos y sus desafortunadas tropelías.

    Un cordial saludo y mis disculpas reiteradas por la extensión.

    Pedro Lalanda

    @plalanda­_II

  3. Fran Ayala

    No me des las Gracias, Antonio. Lo menos que se puede hacer cuando alguien te enseña tanto como tú me has enseñado sin saberlo es corresponderte de la misma manera. Ahora me siento un poco menos en deuda contigo.

    Si te ha servido de algo, me alegro. Con ese fin he invertido mi tiempo en contestarte, dado que tú inviertes el tuyo en nosotros los lectores.

    Saludos!

  4. Fran Ayala

    Antonio, me parece bien que te descargues porque estarás hasta las narices de plagio pero… si supuestamente has hablado con él y se ha disculpado… no crees que este post te sobra?

    Opinar es gratis y libre, no? A eso te dedicas, a generar conversación, verdad?

    Pues entonces te diré que mi opinión, que te leo de hace mucho, es que se te ha ido la mano y encima recriminando cosas que tú también seguro has hecho porque basarse en informaciones de aquí y allá y componer tu propia visión de las cosas es de lo que va todo esto. O no?

    No sé, yo no soy CM ni aspiro a serlo porque no sirvo para esto, pero creo que atacar de esta forma a nadie no es de recibo para alguien como tú porque no creo que seas tampoco el inventor de todas las herramientas y tácticas que propones en tus post. Será que las has visto, comprobado y las recomiendas de forma que a la gente le mola, por eso tienes tantos seguidores, no? O las has inventado todas? Yo es que no me lo creo. Sobretodo porque leo a GURUS de otros países y luego veo las mismas tácticas aquí un poco después. Como cuando estrenan una peli americana, la traducen y un mes después viene a España. No digo que sea el 100% de tu caso, pero vamos, en algún puntillo si que se nota. No creo que hayáis inventado las mismas tácticas 200 cabezas pensantes al tiempo. Va 😉

    Por tanto, la recomendación de un humilde seguidor es: deja a la gente.

    Si tú estás en posesión de la verdad o no, el tiempo lo dirá. Si «tus» tácticas son copiadas, es porque funcionan, no?

    No sería mejor haber escrito este post desde el agradecimiento al plagio porque con sus actos te dan la razón? Hubieras quedado como un caballero, encima te haces publicidad gratis (más aún) y consigues lo mismo que con este post que no está a tu altura. No crees?

    En fin. Que yo no quiero pelea. Solamente dejar claro que, aun no siendo un CM entendido ni nada, solamente un usuario de tus contenidos, me has defraudado un poco.

    Os tenía por gente sociable.

    Y para acabar, te diré que esto, lo leas como lo leas, te suene a lo que te suene, no es más que una oportunidad que te está dando un lector fiel para que te comportes como un señor la próxima pataleta que tengas, porque sé que la tendrás porque a los buenos siempre os tienen como referencia, os imitan y os siguen… o, como según tú lo ves, os plagian.

    Saludos de un Murciano a 40º 🙂

  5. Antonio Vallejo Chanal

    Gracias Madaboutravel. La pena es que pudiéndose hacer las cosas de mil maneras diferentes, siempre se escoja la equivocada.
    Aunque se disculpen.
    Cada vez que pienso en el sitio en el que publicó el artículo para estrenarse me da repelús… No es una cagada, es una ¡diarrea!

  6. Inma Zambade

    Con lo que se aprende con ¡qué mal está lo que hacen algunos! #PlagioNO

  7. Madaboutravel

    Buen post, Antonio! La verdad es que da mucha rabia el plagio… Hay muchísimo impresentable suelto en la blogosfera y en redes sociales. Afortunadamente, con el tiempo, acaban cayendo 😉

    Ánimo y hacia adelante!

  8. Antonio Vallejo Chanal

    Gracias @julioaliaga:disqus. No es tanto cabreo como desesperanza y lo que comentas: abuso de confianza. No me molesta que aprenda, me molesta que abuse de la inocencia de las empresas que no saben para colocarse la etiqueta de algo que no es. A la larga, eso supone gastos (que no inversión) para las empresas que pudieran contratarlo, y un gran error de cálculo. La pena es que nada se puede hacer porque proliferen este tipo de gentes sin escrúpulos.
    Tampoco lo cito (al igual que tú) porque no quiero darle fama ni otorgarle reconocimiento aunque sea negativo.
    La fama tiene dos caras y nunca sabes de qué lado va a caer. Y uno puede aprovecharse de ambas maneras.
    El contenido del artículo no podía ser otro. Teniendo en cuenta que se trata no de lapidar a uno en particular, sino ser conscientes de que lo que pasa con este personaje no es algo aislado y que estamos rodeados por timadores, bocazas y vendehumos de quienes las empresas deben de alejarse. Y sólo quienes demos argumentos y callemos venganzas personales, tendremos las armas necesarias para desarmarlos.

  9. Julio Aliaga

    Lamentablemente el plagio está a la orden del día. Poco a poco salen algoritmos que lo penalizan, los que realmente tienen criterio y profesionalidad lo divulgan y enseñan, pero la masa es tan grande que difícilmente se acabará con esta práctica deleznable. Eso no quita para seguir en ello, divulgando, democratizando y «evangelizando».

    Pero lo que comentas, el caso particular de RB en GR va más allá del plagio. Va del abuso de confianza, de la mala fé y del aprovechamiento de los conocimientos de otros. Eso es más grave.

    Nos ha pasado, que por actuar de buena fé, pasar info a un colega, explicar cosas a algunos clientes, etc, estos se han aprovechado de ello y le han sacado partido (o creen que lo han hecho). Personalmente eso no me va a retraer de seguir ayudando a los que creo que lo merecen. La experiencia y las decepciones tenidas hacen que cada vez nos pase menos, pero eso no nos libra de que nos siga ocurriendo.

    Pero hay que ser ### para encima hacerlo en público y encima en un blog de alta «tirada».

    Me sorprendió mucho ver a esta persona entre el «publico» del hangout en el que participaste, lo tengo bloqueado hace varios meses ya en mis redes por spammer. Debía haberos avisado a tí y a Fares sobre ello.

    Voy a dar mi opinión sincera y espero no te moleste.

    Personalmente creo que esta persona no es ni profesional ni nada. Más me parece un amateur que lee cosas de mashable y se apunta al carro de «especialista» (como miles están haciendo). Y claro, una persona que hace eso le falta una de las cosas principales para poder dedicarse a esto, empatía, y por eso comete el error de amateur, a conciencia o sin querer.

    Un profesional no puede cometer este «error» y un «amateur» cuando lo comete pide disculpas y se queda tan ancho.

    Lo mínimo que podía hacer hecha la «cagada» es lo que ha hecho. ¿Le exime eso? Personalmente creo que no. A mí me valen las disculpas, tanto en su blog como las del artículo en sí, pero eso no quita para que deje de bloquearle, o me parezca más profesional.

    Tú podías, en tu legítimo cabreo, haberlo puesto a parir en un post de forma visceral. En vez de eso, has hecho un post que aporta calidad, conocimientos, experiencia y saber hacer, de un modo objetivo y serio.

    Y no me alargo más.

    Un saludo,

    Julio