Un cara a cara con el destino: fortaleza y resolución

Os voy a contar algo. Apenas he dormido. Tensión. La verdad es que no. He estado más preocupado por Lucca. Su primera noche en mucho tiempo que duerme en el jardín. Hasta ahora siempre ha estado haciendo lo que ha querido en casa. Ha dormido donde le apetecía, aunque a primera hora de la mañana siempre venía a mi cama a despertarme.


Mi primera reacción al levantarme ha sido ir a llamarlo a través de la puerta de la terraza de mi habitación.

Siempre llega sonriendo.

Los perros sonríen, sí.

El mío al menos siempre.

Siempre que me ve.

¡Ja!

Acordamos vernos en un rato.

He de vestirme.

Acicalarme.

Desayunarme.

Mientras paseo por las calles solitarias de la urbanización, ordeno mis ideas de cara a las dos reuniones de dentro de un rato.

El primer proyecto versa sobre analizar una web especializada en … La verdad es que no lo tengo muy claro.

Espero que me den una perspectiva general durante la reunión.

Algo que ver con la medicina, la salud…

Muy general todo.

Pocos datos para poder trabajar sobre el terreno.

He quedado a las once y media.

En Los Dolores.

Habrá que localizar el sitio en esa pedanía.

Luego tengo tiempo hasta las dos.

Comida con los rotarios de Cartagena.

Otro proyecto en marcha.

Y la posibilidad de enseñarles mis capacidades en torno a las redes sociales, la comunicación, el coaching y la formación.

Poca cosa.

Volvemos.

Apuro en casa los últimos retoques.

Me cambio de ropa.

Toca chaqueta, corbata…

Naaa!

La corbata es demasiado seria…

Toca ser uno mismo, pero con algo de seriedad.

Que al menos lo parezca.

Chaqueta de pana.

Pantalón serio.

Bufanda.

Nos vamos.

En realidad, me voy yo sólo. Es la manía de usar el mayestático.

La primera entrevista, o reunión, sin problemas.

Conozco la empresa.

Me la presentan.

Hago anotaciones.

Muchas.

Quieren un cambio de imagen.

El proyecto parece tirar hacia adelante.

Salgo igual que entro.

Estrechando la mano de quien gobierna el barco.

Contento.

Me sobra tiempo.

Me puedo permitir la licencia (obligada) de llamar a mi (hada) madrina.

Familia obliga.

Nos vemos.

Hacía tiempo desde la última visita.

Seis meses quizás.

La visita es corta.

Mi pequeña ahijada, no acostumbrada a verme, llora desconsolada ante y en mi presencia.

Me despido.

El tiempo justo para llegar a mi otra cita.

Como siempre… mi puntualidad es británica.

15 minutos sobre la hora prevista.

Espero a mi Cicerone.

Como siempre, llega rascando la hora.

Consejos de última hora, de ultimísima, para poder dar en el clavo.

Estoy tranquilo.

Entramos.

Una sala privada en un restaurante idílico.

Con vistas al mar.

Ante mí una mesa con más de catorce comensales.

Soy el plato fuerte.

Me reservan para los postres.

Al entrar ya nos esperan tres caballeros.

Poco a poco, como cuentagotas, van llegando los demás.

Los cuento.

Nos cuento.

Somos trece.

Retrato oficial de una primera comida.

Doce varones. Una mujer.

Pienso en el cuadro de la última cena de Da Vinci.

En ése no.

En el que aparecía en la película de Tom Hanks… El Código Da Vinci (2006).

Retablo de doce hombres y una mujer…

Parece místico.

Comemos.

Charlamos.

Nos conocemos…

Suena el badajo.

La hora ha llegado.

El regente llama al orden.

Se oficializa la reunión.

Llega mi turno.

No hago caso a los consejos de mi padre.

Me pongo en plan docente.

Ante mí, una mesa de conjurados, sabios y resabiados -de saborear (percibir y apreciar).

Linces.

Hachas en sus correspondientes campos.

Peces en el mío.

Les instruyo.

Les hablo de mis habilidades.

Les adiestro en mis conocimientos.

Les presento las bondades de las redes sociales.

Entusiasmados.

Uno de ellos, deriva hacia sus intereses profesionales.

Éxito.

Quieren saber más.

No es el momento.

Al grano, Antonio, céntrate.

Me centro.

Presento mi propuesta.

Las redes sociales son el nexo.

La unión.

El vínculo.

Les encanta.

El trato sigue en pie.

Contarán conmigo.

Es un hecho.

Luego se perfilarán los detalles.

Adiós, adiós.

Nos despedimos.

Algunos se me acercan.

Tarjetas de visita.

Quedamos.

Poco tiempo luego, regresaría a casa de mis padres.

Toca organizar las ideas, recopilar apuntes.

Ponerlo todo en orden.

Toca cerrar las maletas.

Pensar en la vuelta.

En descansar un poco.

Toca acariciar a Lucca y salir a respirar un poco de serenidad.

Esta noche dormiré a pierna suelta.

Entrada del 2.
Es febrero.
Año 2.
2011


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Consultor y Estratega en Social Media y Marketing Digital. Mentor en redes sociales y marca personal. Escritor. Conferenciante. Formador. HootSuite Ambassador Lat-Am y España. Profesor de comunicación digital y marketing digital. Director de formación y profesor en Escuelas de Negocio y centros de estudios. Asesor de empresas en las Cámaras de Comercio de la Comunidad Valenciana.

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